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Proceso de adaptación de los niños, padres y madres de familia ante la nueva modalidad académica

Actualizado: 20 nov 2021


...Reportaje...

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La situación que se está viviendo actualmente, debido al COVID-19, ha afectado grandemente la educación. El inicio de las clases virtuales, ante la pandemia, no significó un avance ni una mejora en la educación y tampoco en el ámbito familiar. El adaptarse al regreso a clases, ante la nueva normalidad, no ha sido fácil para los padres y madres de familia, ni para los niños.


Desde que comenzó la pandemia, hemos estado sujetos a una serie de cambios que han afectado la vida de muchas personas. Durante más de año y medio hemos permanecido encerrados, lo que ha provocado cambios a nivel emocional y conductual. El no poder salir de casa, como regularmente se hacía, el trabajar y/o estudiar desde casa, ha causado divorcios y problemas familiares, por lo que la tranquilidad del hogar se ha visto grandemente afectada.


Debido a la alarmante problemática en la cual nos encontramos, muchos niños se conectan todos los días para recibir sus clases en línea. Esto es estresante no solo para ellos, sino para los padres y madres, quienes pasaron de dejar a sus niños en la escuela a ser responsables, de cierta manera, de su educación académica.


La mayoría de los padres y madres de familia trabajan, lo que les imposibilita estar al pendiente de sus niños, quienes son muy pequeños para manejar los aparatos digitales y para mantenerse tranquilos dentro de un ambiente, que supone descanso y diversión. Algunos padres o madres de familia son universitarios, por lo que les resulta complicado conectarse y conectar a sus hijos simultáneamente.


Ambiente familiar


El ambiente familiar se ha visto afectado debido al COVID-19. El hecho de no salir de un mismo círculo y que una casa funcione de oficina o de salón escolar y de hogar, ha causado que el entorno familiar se convierta en un lugar lleno de estrés, ansiedad y pérdida de paciencia, lo que ha aumentado los casos de violencia familiar en México. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a marzo de 2020 existieron 214 llamadas al 911 por incidentes de violencia familiar.



La mayoría de las personas desean estar en casa, es decir el estar en familia, pero al vivirlo y más aún en esta magnitud ha causado conflictos. La nueva modalidad trajo consigo más responsabilidades, viéndose claramente afectado el ambiente familiar, debido a todas las actividades externas que pasaron a realizarse dentro del hogar y a suplantar, por decirlo de alguna manera, la rutina.


“Pasamos por diferentes etapas, al principio fue muy cómodo estar en casa. Pensaba que el trabajo sería fácil, pero hay muchas más tareas y trabajo. Es difícil respetar los horarios laborales, ya que en medio de todo está el preparar alimentos, limpiar, entre demás quehaceres del hogar. A mi como mamá se me han doblado las tareas, ya que aparte de cumplir con mi trabajo, tengo que conectar a mi niña y estar al pendiente de ella. Esto ha representado que tenga que desvelarme en ocasiones hasta las 3am para cumplir con mi trabajo. Incluso hay veces donde tengo que ir a la oficina y no puedo conectar a mi hija a sus clases y como no tengo quien me la cuide, me la tengo que llevar al trabajo”, comentó Dania Martínez.

La presión es demasiada y más para padres o madres de familia como Martínez, quien se hace responsable del hogar y tiene que cumplir con su rol de mamá y de profesional. Estar en casa implica otras responsabilidades, no solo es encargarse del trabajo o las clases, sino también de los quehaceres del hogar, los cuales han incrementado al no salir de casa. “He tenido mis episodios de estrés, nadie me ayuda en la casa y me pongo de muy mal humor”, agregó Martínez.


Durante esta crisis han habido estragos en el hogar, en la relación amorosa, la familiar e incluso la laboral, pero no todo es negativo. Cynthia Esparza, estudiante y docente en la facultad de artes de la UACH, expresó que el ambiente familiar es un tornado de emociones, con sentimientos positivos y negativos.


“Hay momentos de mucha tensión y estrés por parte de todos los miembros de la familia, pero también hay comprensión y apoyo, y nos hemos conocido de una manera que tal vez, en otras circunstancias no hubiera pasado. En conclusión, sí nos ha afectado, pero veo más beneficios en el ámbito familiar y esto nos ha unido más. Aunque sé que muchas personas e incluso conocidos, han tenido problemas familiares debido a esta situación, en mi caso no es así, afortunadamente”, comentó Esparza.

Según Esparza, la situación familiar ha mejorado en su caso, pero mencionó que cuando hay tensión, estrés y tienen muchas tareas o responsabilidades, las cosas se alteran y es cuando el encierro se siente aún más; es un proceso constante de altas y bajas, lleno de momentos buenos y malos. “Yo experimento cierta claustrofobia en esos momentos, pero sé que es debido a la energía negativa que todos estamos emitiendo, tarde o temprano todo se vuelve a calmar”, finalizó su respuesta


Dificultad de los niños ante la modalidad virtual


Pequeños desde la edad de 3 años, están llevando clases por medio de aparatos digitales. Aquellos más afectados son quienes no tienen los recursos suficientes, entiéndase computadoras, celulares o tabletas, para poder conectarse ¿Cómo le explicas a un niño que tiene que estar en clases en su propia casa?


Los niños se distraen con cualquier cosa y en la casa los factores de distracción aumentan. Kiara E., estudiante de 6 años, está muy consciente de la situación que se está viviendo a nivel mundial. Toma clases virtuales de 8:20 am a 2:20 pm, con un receso solamente de 30 minutos. Se le preguntó acerca de cómo se sentía al tomar clases en línea, a lo que contestó: “Se siente un poco extraño y raro. Me gusta estar en clases, pero no me gusta estar sola, porque me atraso y son difíciles algunas tareas".


"A veces me duelen los ojos y a veces mis mamás me regañan cuando no trabajo y me da estrés, ansiedad y me enojo y lloro. No sé cómo hacer las tareas sola y entiendo poquito o más o menos bien a la maestra. Cuando viene alguien a la casa, quiero ir a verlos y no puedo ir a darle besos porque estoy en clase. Son muchas tareas y me canso poquito y mucho. Mis mamás a veces me ayudan y a veces no”.



Al preguntarle a Kiara que por qué lloraba mientras estaba en clase, contestó que es lenta, que se atrasa y que a veces no quiere trabajar porque está cansada. Para los niños no es fácil estar en clases virtuales y más cuando son muchos niños y una sola maestra. El hecho de controlar a los niños, el que estén sentados y atendiendo, que no prendan sus micrófonos y demás, no es tarea sencilla. Es muy estresante para las maestra y para los niños la educación virtual.


Dania Martínez, comentó al respecto que a veces sale de su casa por trabajo y no tiene quien se quede en las clases con su hija. Por tanto, tiene que recurrir a ver la clase grabada en las tardes o los fines de semana. Agregó que es muy fácil que su hija se distraiga y que si ella no está al pendiente se atrasa fácilmente. Esta situación puede provocar un rezago en los niños y más en aquellos que no pueden conectarse y que tampoco tienen tiempo de ver las clases grabadas.


Los niños van a su ritmo, el aprendizaje no está llegando de la misma forma a todos los alumnos. Algunos solo copian o hacen las cosas, porque la maestra lo hace, declaró Esparza. “Por lo que observó en las clases de mi hija, veo que en los estudiantes no hay una asociación completa. Es normal en todas las edades, pero es más notorio en esta situación de aprendizaje virtual. Siento que mi hija no va a la par con algunos de sus compañeros, no presta atención y se distrae muy fácilmente con lo que dicen otros niños”.


“Mi hija es pequeña y la gente suele decir que los niños son los menos afectados, porque se amoldan rápido a las situaciones. Yo no pienso así, solemos subestimar mucho a los niños, pero ellos sufren también. Mi hija se ha visto muy afectada. La diferencia es que a su corta edad, aún no logra entender muchas cosas y, por lo tanto, no sabe expresar su emociones o no entiende qué es lo que siente, porque es algo desconocido y nuevo para ella. Uno como adulto puede identificar y decir: “estoy fastidiada o estresada”, porque ya conocemos esos términos. A los niños les pasa lo mismo, pero los tachamos de malcriados o inquietos. Para ella ha sido mucho cansancio, estrés, fastidio y tiene un gran desinterés por aprender”, añadió Esparza.

Dificultad de los padres y madres de familia, que estudian y/o trabajan, ante el regreso a clases de sus hijos de manera virtual

Según Josefina Herrera, la mayoría de los padres de familia coinciden en que, debido a la modalidad virtual, es necesario que estén al pendiente de que sus hijos presten atención a las clases. Los niños no saben manejar los aparatos digitales, por lo que la mayoría de los padres y madres deben estar al pendiente, ya sea para ayudarlos a conectarse o por si surge algún problema durante la clase.


El problema radica en que, hoy en día, los padres y madres de familia se están haciendo cargo de la formación académica de sus hijos. El que ahora tengan que servir de profesores o guías para sus niños puede causar problemas, sobre todo por la falta de paciencia. Agregando que los niños no ven a los padres como maestros a los que se debe respetar, sino que hay una confianza que va más allá. Esto provoca que hagan berrinches o no quieran trabajar, por controlar o manipular la situación.


Respecto a esto, Cynthia Esparza expresó que “Hay y habrán estragos fuertes en los niños y en los padres. No contamos con estudios pedagógicos, ni con las herramientas básicas para la enseñanza de los niños. A eso súmale el estrés que tenemos como adultos por la casa, el trabajo y el atender a la familia. Es obvio que somos más volátiles con nuestros hijos y no sabemos cómo sobrellevarlo”.


“Está situación ha sido muy difícil, no puedes atender todo al mismo tiempo, el día no rinde. Por lo tanto, es difícil concluir las actividades y responsabilidades, o dar el 100% en cada una de ellas. En algún momento del día hay que sacrificar algo, ya sean los estudios, el trabajo, la familia y/o el hogar. De acuerdo a las prioridades que hay, tienes que escoger cual parte de tu vida se verá afectada esta vez”, agregó Esparza.

¿Cómo ha sido el proceso de adaptación y cómo han manejado la situación?


Como bien dice Ana Samboni, la contingencia sanitaria que está viviendo el mundo ha marcado diferentes cambios en nuestra vida cotidiana. Nos ha obligado a modificar el chip en aspectos: personales, profesionales y educativos. El principal proceso de adaptación lo han tenido los maestros y estudiantes, debido al uso de nuevas plataformas, aquí se incluyen los padres quienes tampoco estaban preparados para esta situación y se ven relacionados directamente con el aprendizaje de sus niños.


“Al principio fue muy duro y confuso, no por el hecho de no poder salir, sino de poder organizar todo en un solo horario y espacio. Fue muy repentino todo y se resolvió como se pudo. Este segundo semestre virtual ha sido más fácil, ya que no solo nosotras como familia nos hemos organizado mejor, sino también las escuelas, jefes, maestros, etc. Reconozco que el trabajar así es más cómodo, aunque no es más fácil e implica más gastos”, mencionó Esparza.

Definitivamente es un proceso lleno de altas y bajas. Los adultos y los niños se encuentran dentro de un proceso emocional que constantemente está cambiando. Está situación hace que se trabaje bajo estrés y presión, lo que ocasiona que muchos tengan cambios de humor, estrés, ansiedad, etc. Se podría decir que los niños han sufrido el encierro igual o peor que un adulto.


Dania Martínez expresó: “Hay días buenos, malos, y peores. Todo depende de la energía con la que se levante mi hija. Creo que ya se acostumbró a que se tiene que levantar todos los días a tomar las clases por medio de la computadora, pero como es una niña muy sociable, extraña mucho la escuela. En las clases, a veces no me hace caso, ya que no represento una autoridad como tal en el ámbito escolar, por lo que me resulta complicado lidiar con ella”.


El implementar otro tipo de actividades que se puedan realizar dentro de casa es una buena solución para lidiar con el estrés y mitigarlo. La adaptación ha sido un proceso difícil, no solo hablando del ámbito escolar, muchas cosas que se hacían en familia, que ayudan a salir de la rutina, quedaron limitadas.


Se le preguntó a Cynthia si su hija había logrado adaptarse a esta situación, tan diferente a lo que conocía, a lo que respondió: “De cierta manera, a pesar de lo anterior, sí ha logrado adaptarse, pero no por completo. Hay estragos de aprendizajes, pero por otro lado está aprendiendo muchas cosas tecnológicas y reglas que tal vez en la escuela no las hubiera aprendido, no en la edad de 6 años”.


Aunque la nueva realidad supone una mejora en la autonomía, en el sentido de aprendizaje para los niños, la educación virtual puede no estar teniendo resultados positivos. Más aún en niños pequeños, ya que la autonomía no es completa, puesto que necesitan que un adulto esté ayudándolos. Por tanto, no es un proceso de adaptación que abarque solamente a los niños y maestros, sino también a los padres y madres de familia. La virtualidad ha representado un desafío significativo, por lo que el proceso de adaptación será constante.


“Hemos utilizado diferentes estrategias, nos turnamos de acuerdo a nuestras prioridades y disponibilidades. Así que creo que vamos bien, a pesar del cansancio y lo difícil, ya que el trabajo y las clases desde casa aumentan el doble o el triple. Pese a todo, me gusta y vamos bien dentro de lo que cabe”, expresó Esparza.

¿Cómo se ha visto reflejado en los niños, padres y madres de familia la falta de recursos económicos? ¿Ha sido un problema la falta de equipo tecnológico?


A nivel mundial las horas de trabajo cayeron en el primer trimestre del 2020 en un 4.5%, según la ONU, lo equivalente a 130 millones de empleos a tiempo completo. La situación económica en México se ha visto afectada y más para aquellas personas que se han quedado sin trabajo o trabajan menos horas; los gastos no disminuyen y más aún cuando se está encerrado, al contrario, aumentan.


“Gracias a Dios, yo no he tenido ninguna afectación económica directa en mi sueldo. En cambio, mi esposo sí. Desde que inició la pandemia le hicieron un recorte temporal y reembolsable en su sueldo, pero por como sigue la situación, no sabemos cuando le den ese reembolso. Lo que sí, es que estar todo el día en casa nos ha generado más gastos de todo”, compartió Dania.

Adicional a esto, ligado a los recursos económicos, está la falta de equipo tecnológico. No todas las familias cuentan con los aparatos digitales para poder conectar a los niños o para trabajar. Lo que ha causado que se pongan en balanza las prioridades y que uno de los dos, ya sea el adulto o el niño, sacrifique su compromiso.


Cynthia Esparza se ha visto afectada con la falta de recursos económicos para comprar aparatos digitales, ya que solo cuentan con dos computadoras y son tres integrantes en el hogar. Ella estudia y trabaja, mientras su pareja y su hija estudian. “A pesar de que me considero muy afortunada en tener los medios y recursos, en comparación con otras personas, no es suficiente. Compartimos los dispositivos y hay que esperar turnos para hacer tareas. Hay que escoger y sacrificar actividades y responsabilidades”.


Dania Martínez afirmó que su hija no cuenta con tableta, ni con computadora. “Por suerte teníamos ahí una laptop un poco vieja y es lo que ha estado usando. Ha sido difícil, porque no le funciona el micrófono y debo estar pendiente cuando le toca participar para conectarla en mi computadora o celular para que la puedan escuchar”.


Situación de los abuelos, al no saber manejar los aparatos tecnológicos.


La modalidad virtual ha significado un gran reto para las personas mayores. Muchos abuelos, no pueden ayudarle a sus nietos con la educación, debido al poco o nulo conocimiento que tienen sobre la tecnología, lo que va ligado al miedo que le tienen a las nuevas tecnologías. Elsa Domínguez comentó que esta situación ha sido un gran reto y que ha significado mucha angustia, al ver a sus seres queridos afectados emocionalmente.


“Veo estrés, cansancio y frustración. La nueva modalidad supone para mí, una necesidad lamentable. El ambiente familiar se ha visto afectado y mucho, lo vivo a diario, ya que mi hija es universitaria y su hija acaba de entrar al kínder. La convivencia familiar es básica para una buena armonía y si le agregamos a los problemas regulares, el confinamiento de estas nuevas prácticas en el hogar, que si bien son necesarias, evidentemente hay más afectación”, mencionó.

Se le preguntó su opinión, como abuela y educadora, respecto a la situación de los niños, quienes toman clases por medio de los aparatos digitales, a lo que respondió: “Los niños de hoy, en cierta forma, están familiarizados con sistemas digitalizados, solo que lo hacían de forma lúdica mayormente. Como sistema de aprendizaje, la considero como un gran limitante para una formación integral. Yo siempre apoyaré que el verdadero aprendizaje se da entre iguales, apoyándose en la socialización en cualquiera de sus modalidades”.


Finalmente, le preguntamos si el que no ayudará o estuviera con sus nietas en línea se debía a la dificultad que representa el manejo de la tecnología: “Claro, primero que nada porque me siento un tanto obsoleta en eso de la tecnología. Yo sé que si trabajo en ello fortalecería esa área, aunque con cierta dificultad”, concluyó.


Cynthia Esparza mencionó que de ser necesario su mamá la ayudaría, pero no estaría tan al pendiente por el miedo al manejo de los aparatos digitales y por temor a no entender las instrucciones de las clases de inglés. “El apoyo siempre lo he tenido. Recientemente vino a ayudarme con mi trabajo escenográfico, pero siento que no ofrece su ayuda abiertamente con mi hija, porque está cansada y no quiere involucrarse más allá y afectar la relación. No solo es vigilar a la niña, sino ayudarla en si se cae el internet, si se quedó atrás, entre muchas otras cosas".


La situación que se está viviendo, ha hecho que muchos abuelos sí ayuden a sus nietos, porque los padres estudian o trabajan o porque estos pasaron a ser la figura paterna y materna de sus nietos. Aunque hay muchos otros, que por temor y miedo a la tecnología, se niegan en ayudar. Pese a todo lo mencionado, esta situación ha provocado que los abuelos sean una figura fundamental en el proceso educativo de sus nietos.


Esta modalidad virtual ha significado un gran reto en los niños, jóvenes y adultos, pues se tuvo que salir de la rutina y adaptarse a circunstancias nuevas y diferentes que han entorpecido el proceso de enseñanza y aprendizaje. Ante esto, se espera pronto el regreso a clases de manera presencial para que la educación de los niños no se siga viendo afectada y que se retomen las actividades a las que estábamos acostumbrados; que contribuyan a mejorar el ambiente familiar.



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